lunes, 5 de diciembre de 2016



 Hay pocos datos sobre escritores famosos con alguna minusvalía, como Cervantes, quien perdió el uso de una mano tras su participación en la Batalla de Lepanto; Homero y Borges, afectados de falta de visión (el último llegó a perderla por completo); el poeta irlandés Christy Brown, paralítico cerebral que escribía con un pie; o la dislexia de Hans Christian Andersen, que no le impidió escribir cuentos que han marcado nuestra infancia, como “El patito feo”. Es un gran logro para cualquier ser humano realizar actos extraordinarios, pero es mayor logro cuando esto se hace a pesar de una discapacidad terrible. La genialidad no entiende de discapacidad.


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